"De Puerto Plata a Sosúa: La Resiliencia y Brillo de la Comunidad Judía en República Dominicana"


"De Puerto Plata a Sosúa: La Resiliencia y Brillo de la Comunidad Judía en República Dominicana"

 

Desde los días fundacionales de América en Puerto Plata, donde La Isabela marcó el inicio del Nuevo Mundo, hasta el impactante capítulo de hospitalidad en Sosúa, la historia de la isla se teje con narrativas diversas. Entre 1940 y 1947, este pequeño rincón recibió a 747 judíos provenientes de tierras tan lejanas como Austria, Suiza, Alemania y Shanghái, transformando un pueblo desconocido en un epicentro de dinamismo y brillo.

La autorización de 100,000 visas humanitarias por parte del general Rafael L. Trujillo en la Conferencia de Evian en 1938 marcó un gesto de redención tras el desafortunado incidente de "El corte" o "La masacre del perejil" en 1937. Mientras que la tragedia haitiana oscureció la historia, la llegada de la población judía iluminó los horizontes de Sosúa, dotándolo de vitalidad y prosperidad.

Desde el cultivo fallido de tomates hasta el éxito absoluto en la ganadería y la producción de productos cárnicos y lácteos, la comunidad judía, en especial con Productos Sosúa (hoy Sigma Alimentos), dejó una huella imborrable en el tejido económico y cultural de República Dominicana.

En mayo de 1990, el Museo Judío de Sosúa se erigió como guardián de estas historias, honrando, preservando y difundiendo el legado de la comunidad. Financiado por las Compañías Industrial Lechera y Ganadera, el museo cerró sus puertas temporalmente, pero un ambicioso proyecto de remodelación desde 2022, respaldado por donaciones, promete su reapertura.

A pesar del deterioro de la segunda de las dos exhibiciones realizadas en más de treinta años, la digitalización de archivos desde 2020, gracias a la donación del Fondo de Embajadores para la Preservación Cultural, asegura la preservación continua de esta rica herencia cultural.

Ubicado en la calle Dr. Alejo Martínez del sector El Batey, en el centro histórico de Sosúa junto a la Sinagoga Kehilat Benei, el museo aguarda la oportunidad de abrir sus puertas nuevamente, compartiendo las historias atesoradas y los vestigios de una migración que dejó una marca imborrable en suelo dominicano. La esperanza es que pronto este rincón atiborrado de historia pueda ser explorado por el público en general.

 

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